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			 Retratos de Enric 
			Granados 
			
			
			  
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	Obra:
    
    
    
     
    
    
    Música para piano: 
      -Clotilde (mazurca) 
-Elvira (mazurca) 
-A la antigua 
      (bourrée) 
-Carta de
amor 
-Valses poéticos 
-Carezza 
(vals) 
 -Valse de concert 
-Exquise (vals 
      gitano) 
-Minuetto de la 
      felicidad  
-El amor de la Virgen 
-Impresions de viaje 
-Seis marchas militares (de 
las que dos son para
      cuatro manos) 
      
      -Rapsodia aragonesa 
-Capricho español 
-A la cubana 
-Moresca 
-Danza lenta 
-Jácara 
(danza) 
 -En la aldea (ocho 
piezas para cuatro manos) 
-Danza gitana 
-Canción y danza 
-Danzas para cantar y bailar 
    
    -Doce danzas españolas (1890 - Para piano, tres orquestadas por Joan Lamote de Grignon): 
   •Galante 
   •Orientale 
   •Fandango 
   •Villanesca 
   •Andaluza 
   •Rondalla aragonesa 
   •Valenciana 
   •Sardana 
   •Romántica 
   •Melancólica 
   •Arabesca 
   •Bolero 
    
    -Seis piezas sobre cantos 
      populares españoles 
-Escenas románticas (1903 
- ocho piezas): 
 
 
    
    •Mazurca
 
  •Berceuse 
  •Alegretto 
  •Mazurca 
  •Allegro appassionato 
  •Epílogo 
-Escenas poéticas 
      (dos series) 
-Libro de horas 
-Bocetos (1912): 
 
    
    
•Despertar del cazador 
  •El hada y el niño 
  •Vals muy lento 
  •La campana de la tarde 
-Cuentos de la juventud 
-Escenas infantiles  
-Allegro de concierto (1903) 
-Allegro apassionato 
-Fantasía 
-Paisaje 
-Romeo y Julieta 
-Goyescas 
(1911 - Suite para piano - seis 
      piezas 
posteriormente orquestadas): 
  
 
 
    
    •Los 
requiebros 
  •Coloquio en la reja 
  •Duo de amor 
  •Quejas o La maja y el ruiseñor 
  •El amor y la muerte (balada) 
  •Epílogo, serenata del espectro 
 -Obras fáciles para la 
      educación del sentimiento 
-Seis estudios expresivos en 
      forma de piezas fáciles 
-Dos impromptus  
 -Impromptu y barcarola 
-El pelele 
-A la pradera 
-El crepúsculo 
-Ni así la distingue 
-El tango de los ojos 
      verdes 
      
    Música 
      de cámara: 
      -Sonata para violín y piano 
    -Sonata para violoncelo y piano 
    -Trio para piano, violín i violoncelo  
    -Cuarteto para dos violines, 
      viola y violoncelo 
    -Romanza (cuarteto 
      de cuerda) 
    
    -Serenata (dos 
      violines y piano) 
    
    -Quinteto para piano y cuerda 
    -Andante (violín 
    y 
      piano) 
    
    -Primera romanza 
      (violín y piano) 
    
    -Madrigal  
      (violoncelo y
    piano) 
    
    -Trova (violoncelo 
    y 
      piano) 
    
    -Oriental (oboe 
    y cuerda) 
    
    -Escena religiosa 
      (violín, organo, piano 
    y timbal) 
    
    -Tres preludios 
      
      
      
      Música para orquesta: 
      -Dante o La 
      Divina Comedia (1908 - poema sinfónico) 
      
      -La nit del mort 
      (La noche del muerto 1912 - suite)  
      
      -Elisenda (1912 
      - suite)  
      
       -Navidad 
      -Suite oriental 
      -Suite sobre cantos 
      gallegos (cinco tiempos) 
      
       -Llegenda de la fada (Leyenda 
      del hada) 
      -Marcha de los vencidos 
      -Torrijos 
      -Danza gitana  
      -Serenata 
      -Esbozos de dos conciertos 
      y una sinfonía 
      
      -Interludio de Goyescas 
      (1916 - última obra) 
      
      
      Música vocal: 
      -Canciones amatorias (1915 
      - para voz y piano - texto, F. Periquet): 
  •Descúbrase el secreto 
  •Mañanica era 
  •Mira que soy niña 
  •Gracia mía 
  •Iban al pinar 
  •No lloráis ojuelos 
      -Tonadillas 
      (1910): 
        •Amor y odio 
        •Callejeo 
        •El majo discreto 
        •El majo tímido 
  •El mirar de la maja 
        •El tra-la-la y el punteado 
        •La maja de Goya 
        •La Maja Dolorosa I, II, III 
        •Ay majo de mi vida! 
        •Oh muerte cruel 
        •De aquel majo amante 
  •Las currutacas modestas 
        •Si al retiro me llevas 
        •El majo olvidado 
      
      -Boires baixes (Nieblas 
      bajas) 
      -L'ocell profeta 
      (El pájaro profeta - texto: Condesa del
      Castellà) 
      
      -Elegia eterna i 
      Lo rey y'l juglar (Elegia eterna y El rey i el 
      juglar - texto: Apel·les Mestres) 
      
      -Cançoneta (Cancioncilla) 
      -Canción del pestillón 
      -Cançó de Janer (Canción de Enero) 
      -Cant de les estrelles 
      (Canto de las estrellas; coro, organo 
      y piano) 
      
      
      
      
      Música escénica: 
      -Maria del Carmen 
      (1898 - Opera - texto: Josep Feliu i Codina) 
      -Goyescas (1916 - Opera - texto: F. Periquet)  
      
       -Ovillejos 
      -Miel de la Alcarria 
      -Blancaflor 
      (texto: 
      Adrià Gual)  
      -Petrarca 
      -Picarol (1901) 
      -Follet (Fauno - 1903) 
      -Gaziel (1906)  
      -Liliana, (1911 - texto: Apel·les Mestres) 
    
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      Biografía: 
      
      
      
      Los primeros años: 
      
      Nace en Lleida el 27 de Julio de 1867. Sus 
      padres fueron Calixto Granados y Enriqueta Campiña. Él era capitán del 
      ejército, de origen cubano, que poco tiempo después de haber nacido Enric, 
      fue nombrado gobernador militar en Santa Cruz de Tenerife. Esto hace que 
      el primer entorno de la niñez del futuro maestro, tal y como le gustaba 
      recordar muchos años después, fuese un pequeño huerto de naranjos y 
      limoneros que veía desde la ventana de su casa y el aroma de la flor del 
      azahar. Solía decir de estos primeros años que entonces vivía en un 
      verdadero paraíso. 
 Un día el padre sufrió una caída del caballo mientras cabalgaba y aquello 
      trajo como consecuencia que la familia se trasladara a Barcelona. Estamos 
      en 1874 y el pequeño Enric tiene siete años. 
      Sus padres ya se habían dado cuenta que el chico reaccionaba de una manera 
      especial al oir música y disfrutaba con ella de una manera inusual en una 
      persona de su edad. Un compañero de su padre era el capitán Josep Junceda, 
      al comentarle el hecho, se ofreció a darle las primeras lecciones de 
      solfeo. El chico progresó rápidamente y pronto se hizo patente la 
      necesidad de buscarle un profesor de piano pues el pequeño Granados 
      demostraba una vocación innata por la música. Formaba parte entonces de la 
      Escolania de la Merced y allá el maestro Francesc Xavier Jurnet aceptó 
      darle clases. Al cabo de poco tiempo, Jurnet estaba muy satisfecho de los 
      progresos de su alumno al que enseñaba absolutamente todo lo que el sabía.
       
      Quizás la muerte reciente de su padre (que causó un gran desconsuelo en el 
      pequeño) despertó en él la responsabilidad, al ser uno de los hermanos 
      mayores de la numerosa familia, y le estimuló para dar todo lo que pudiera 
      de sí mismo. El hecho es que estudiaba hasta diez horas diarias, con la 
      ayuda de su madre, repasando una y otra vez todas las piezas que Jurnet le 
      había podido enseñar. También a menudo tocaba para los amigos y conocidos 
      que los visitaban para escuchar al "niño prodigio", tal y como le 
      denominaba un joven pianista llamado Picó, que venía muy asiduamente. Fue 
      este quien habló a su madre de las cualidades que veía en el pequeño 
      Granados y le hizo ver la necesidad imperiosa de ir a visitar el maestro 
      Pujol.  
      
      
      La Academia Pujol: 
      En aquella época Joan Baptista Pujol era considerado el mejor profesor de 
      piano de Barcelona. Bajo su dirección estudiaran, entre otros, 
      
      
      Albéniz, 
      Malats y Vidiella. Con el tiempo, entre estos tres y Granados arraigó una 
      profunda amistad y admiración compartidas. "La Academia Pujol" era la 
      forja de esta escuela catalana para pianistas y allí se presentó un buen 
      día la señora Granados con su hijo para ver al director. Este pidió al 
      joven Granados que tocase alguna pieza. No sabemos qué tocó el joven 
      Granados, pero debía de hacerlo muy bien, porque no fue necesario insistir 
      más porque inmediatamente Pujol accedió a tenerlo como alumno. Entre ambos 
      nació una total compenetración. Granados aprendió todo y más con una 
      avidez y unas dotes innatas que no pasaron desapercibidas al maestro. 
      Pujol pensó inmediatamente en la presentación del aventajado alumno a uno 
      de los famosos concursos de la Academia para pianistas noveles, una de los 
      hitos para jóvenes revelaciones. Dijo a su pupilo que se aprendiera la 
      Sonata en sol menor de Schumann, para lo cual Granados trabajó en cuerpo y 
      alma. Era el año 1882 y tenía quince años al presentarse al concurso. Como 
      no podía ser de otra manera, le otorgaron el primer premio. Según solía 
      comentar con posterioridad esta Sonata era la primera obra "decente" que 
      interpretaba.  
      
      
      
      Trabajo 
      para
      subsistir: 
      Para poder ayudar al sustento de su 
      casa (diez 
      personas que estaban con cargo a su madre, entre hijos y nietos), Granados se buscó trabajo 
      consiguiendo un 
      puesto de pianista en el "Café de las delicias", 
      que más tarde cambió el nombre por el de "Lion d'Or", entreteniendo con música a los clientes, 
      cosa que era corriente en  los locales elegantes de la ciudad. Ganaba 
      cien pesetas al mes. 
      También trabajó un 
      tiempo en un café de la calle Hospital, el "Café *Filipino", donde 
      acompañaba a los espontáneos que salían a cantar o a tocar instrumentos 
      diversos, como podían ser el violín, la trompeta, etc. 
       
      Más adelante, además, 
      dio clases a los hijos de Eduardo Conde, que era el propietario de los 
      almacenes "El Siglo", gracias a la intervención de su hermano Zoe que 
      hizo de mediador y a la Sonata de Schumann, que interpretó a manera 
      de prueba para el Sr. Conde, quien quedó impresionado por la genialidad 
      del joven maestro.  
      Paralelamente, escribe sus primeras composiciones. Sus 
      famosas Doce danzas españolas datan de 1883, hecho que le gustaba recalcar 
      años después cuando fueron conocidas por el público. Este mismo año tiene 
      una importancia trascendental para su carrera de compositor, puesto que 
      profundiza sus conocimientos musicales de la mano de
      
      
      Felip Pedrell, 
      el musicólogo y pedagogo más importante del momento en Catalunya. Finalmente 
      había encontrado el gran maestro que su personalidad reclamaba para 
      lanzarse con los más sólidos conocimientos a la fama y reconocimientos que 
      le estaban esperando en todos los ambientes musicales. 
       
      
      
      La
      etapa 
Parisina: 
      Eduardo Conde era, además, un buen melómano, que 
comprendió desde el primer 
      momento la valía de Granados, autoproclamandose mecenas suyo 
      incondicionalmente. Conde pensó que le hacía falta una estancia en París, 
      inexcusable en aquellos tiempos para seguir las 
      nuevas tendencias musicales. Conde se hizo cargo del desplazamiento  
      y de todos los gastos por el tiempo que hiciera falta, y así fue como Granados 
      con veinte años, se sitúa en París.  
Allá pasó de todo. Poco tiempo después de 
llegar contrajo unas fiebres tifoideas, de las 
que tardó tres meses en curarse totalmente. Esto va impedirle matricularse 
en el 
      Conservatorio, pero estudió por libre 
en el curso Schaller. Es muy 
      posible que este aparente inconveniente resultara a la larga beneficioso, 
      puesto que de esta manera su temperamento de
artista no estaba sujeto a 
      horarios inoportunos.  
En París coincidió con el que seria gran pianista Ricard Viñes, también 
leridano, excompañero de la Academia Pujol. 
      Convivieron durante una buena
parte de su estancia en el "Hotel 
de Cologne et d'Espagne". Gracias 
a Viñes conocemos muchas anécdotas de este
período. Otro compañero 
      inseparable de aquellos tiempos era Malats, 
ninguno de los tres  se 
      perdía las lecciones de Charles de Bériot, que seguían con verdadera 
      vehemencia. Pero después, como buena juventud, se 
divertían todo lo que podían.  
Los escritos de Viñes dan constancia de que 
      aquellos tiempos serían los más felices de la juventud de los tres. 
Los 
      alumnos del Conservatorio daban sus audiciones en la 
"Salle Erard" y allí 
Granados y Viñes tocaron juntos públicamente por primera vez, bien piezas para 
dos pianos, o piezas de Chopin, Schumann, Grieg y Bizet. 
       
Pese a que estudiaban muchas horas al día, también frecuentaban los 
      Conciertos *Lamoreux, la "Comédie Française" 
y pedaleaban por París en un inverosímil triciclo que habían alquilado. 
 
También Granados se aficionó a la pintura, puesto que cenaba los domingos 
en casa de 
      Francesc Miralles, muy cotizado ya, (habían sido vecinos de pequeños 
en la 
      Rambla de Catalunya), donde curioseaba entre las pinturas y los caballetes. Más 
      adelante, estas incursiones servirían para idear algunos bocetos para sus 
      obras. Esta etapa se acabó en julio de 1889. Musicalmente, con toda 
      seguridad Granados aprendió en este periodo todo lo que le faltaba saber 
      para acabar de desarrollar 
su personalidad, que ya desde entonces eclosiona 
      sin limitaciones y lo hace ya con obras de mayor envergadura por las 
      que debía ser conocido por el gran público. A partir del retorno 
a 
      Barcelona es ya un gran pianista y se dedica igualmente a la composición.
       
      
      La 
familia Granados-Gal: 
      
Profesionalmente, Granados
interpretó el primer concierto importante 
en el "Teatro Lírico" el 19 de abril de 1890, el 
primero una serie de recitales que tenían como finalidad 
darse a conocer. Emprende una gira por una serie de ciudades de Catalunya y 
también en Madrid, con muy buen pie.  
Pero pronto dio a su vida un giro 
especial. Conoce a Empar Galo Llobera, que era hija de un pequeño industrial. 
Granados no perdió demasiado tiempo, porque en junio de 1893 se casaron 
en la 
Iglesia de la Merced de Barcelona y en julio del
año siguiente nació su 
primer hijo, a quien pusieron el nombre de Eduard en honor de su benefactor el 
Sr. Eduardo Conde. Después vinieron más, Solita, Enric, Víctor, Natàlia y Paquito 
el último, que nació en 1901. Una familia que Granados 
amaba entrañablemente.  
Entonces debe compaginar la vida familiar con la profesional. 
Las familias más vinculadas desde siempre a los Granados, serían especialmente 
los Conde, Miró, Pi i Sunyer y Andreu, que serían sus 
segundos mecenas. Las 
hijas de este último, Carme, Madronita y Paquita fueron 
sus discípulas aventajadas en 
la carrera de piano.  
Dedicó buena parte del tiempo a la composición y a la 
familia ya que estuvo un largo periodo sin dar conciertos. En este periodo 
trabaja en la ópera Maria del Carmen, (estrenada en el Teatro Circo de Parish de 
Madrid en 1898), la Serenata para dos violines, un Trío para 
violin, violoncelo y 
piano, la Carta de amor, dedicada a Amparo y la suite Valses  Poéticos, dedicada 
a Joaquim Malats.  
Con respecto a su obra más popular Goyescas, en principio 
sería una recopilación de piezas inspiradas en Goya y su entorno, interpretadas 
durante mucho tiempo como una suite pianística. En vista del
éxito que tenían, su amigo Ernest Schelling le sugirió hacer una versión para 
ópera, pero no se terminará hasta 1913, cuando el maestro 
estaba en el nivel más alto de la fama.  
Durante un largo periodo de tiempo, 
Granados vive la vida familiar, que combina con la composición, prodigándose menos 
en ofrecer conciertos. Aparece nuevamente cara al público en noviembre de 1895, 
dónde toca la Rapsodia española del maestro Albéniz, en un concierto 
especialmente regionalista, además de memorable por la cantidad de 
personalidades que reunió. Estaban entre otros
Albéniz, Nicolau y Morera. 
Podemos situar en este momento la consagración definitiva del maestro.  
Entre los 
años 1896 y 1897 participa en unas audiciones de sonatas con el violinista belga 
Mathieu Crickboom,  integrándose en el cuarteto del mismo nombre, fundado por 
el violinista. Junto con Pau Casals serían los primeros virtuosos invitados. También 
funda el 1899 la "Sociedad de Conciertos Clásicos". La
intensa actividad se 
resintió una temporada, impidiéndole
acabar unas oposiciones a una plaza de 
profesor del conservatorio de Madrid. 
      
La capacidad didáctica de Granados:  
      
      
En 1901 
crea la "Academia Granados", primero en 
la calle Fontanella y posteriormente en la calle Girona 
chaflán Caspe. Esto causó un gran disgusto a Crickboom, pues la colaboración de 
Granados en su cuarteto se resintió, al emplear Granados
mucho tiempo en la docencia. Las 
peculiaridades de la escuela eran la
atención desde el primer día a la posición del 
brazo, la muñeca y los dedos, atención especial en el pedal -
del que llegó a escribir el cuaderno didáctico "Método teórico práctico 
para el uso de los pedales del piano" -, 
evitar que se adquiriera el más pequeño vicio y si
el alumno procedía de
otra escuela, empezar desde el 
principio. También hacía repetir insistentemente los 
Ejercicios para cinco dedos, de Bériot, a sus discípulos, pues los consideraba 
ideales como precalentamiento. Él mismo decía que los 
practicaba siempre antes de tocar.  
Persona muy sensible, enseñaba con paciencia, miraba de no enfadarse,
era demasiado complaciente según Boladeres. Más de
una vez en plena lección, pidiendo disculpas al 
alumno, anotaba una idea o un pasaje que en aquel momento se
le había ocurrido o incluso lo
interpretaba. Esta labor pronto fue conocida y traspasó fronteras, pues 
Granados era muy válido por la docencia. Sobre esta cuestión, anotamos
lo que dice Henri Collarín en "Les 
Maîtres de la Musique": "El doble talento de Granados 
para enseñar virtuosismo y composición se
agrandó y se desarrolló de tal manera, que
llegó a ser la coronación 
precoz de una gloria realmente mundial". 
%202%20107%20Alicia%20de%20Larrocha_small.jpg)  
De la Academia salieron gran cantidad de artistas de la talla de Mercè Moner, 
Anna March, Paquita Madriguera (más tarde la mujer del 
guitarrista Andrés Segovia), Ferran Vía, Franck Marshall, Juli Pons, 
Baltasar Samper, Ricard Vives, Josep y Empar Iturbi, Josep Caminals y un largo 
etcétera.  
Con la prematura muerte de Granados el 1916, no se 
acabó ni mucho menos la Academia, pues Franck Marshall asumió 
con éxito la dirección definitiva, puesto que Eduard, un hijo del maestro, 
estuvo sólo tres años al frente. Desgraciadamente murió a 
los treinta y cuatro años de unas fiebres tifoideas. 
Sólo entonces pasó a denominarse "Academia Marshall" (nombre que mantiene 
actualmente). Este supo transmitir perfectamente a sus 
alumnos lo mismo que Granados le había enseñado. Nombres 
como Alicia de Larrocha, Rosa Sabater, María Vilardell, Carlota Garriga, Joan 
Tuesta y muchos otros, bebieron en 
las fuentes que el maestro había abierto. De la 
"Academia Granados", surgió lo que 
posteriormente se denominó "Escuela Granados", pues por 
la técnica y los planteamientos que enseñaba podemos decir que, junto con Isaac 
Albéniz, fue el creador de la moderna escuela catalana de 
piano. 
      
      
      
      La plenitud vital:
       
      
La actividad 
musical de Granados coincidió con el triunfo del
modernismo. Su armonía refinada estaba al servicio
de una estética romántica con influencias de 
Schumann y de Listz. Su música está impregnada de un 
quehacer señorial y una elegancia desbordante, sin fisuras. 
Interpretando al piano era sobrio, sin ninguna arrogancia en el gesto ni en la 
figura, lejos de amaneramientos, 
sin innecesarios balanceos sobre el teclado, sino que permanecía recto y serio 
con la cabeza bien alta. Su sensibilidad personal la transportaba al piano.  
Su amigo y mecenas, el doctor Andreu, le financió en 1912 
la sala de conciertos de  la 
Avenida del Tibidabo 18, que era donde hacía que sus alumnos tuvieran su primer 
contacto cara al público. 
		
		%202%20110%20Conxita%20Badia_small.jpg)  
Entre sus alumnas estaba Conxita Bahía, una joven que en 
principio estudió el piano con bastante lucimiento, pero en la que Granados 
descubrió unas dotes extraordinarias para el canto. 
Consideró ineludible que dejara el piano y se dedicara exclusivamente a su 
estudio, pues vio que sería imperdonable no hacerlo. La 
alumna hizo caso del maestro y llegó a desarrollar una extraordinaria carrera 
musical.  
El 1 de abril de 1911 se 
estrenó en la Salle Pleyel de París "Goyescas" 
que todavía era una suite para piano, con un gran éxito. El Sr. Pleyel le pidió 
repetir el concierto cuatro días después, repitiéndose el gran 
éxito. Entusiasmado, le regaló el piano de gran cola dónde había tocado 
los dos conciertos. Este piano se conserva en el Centro 
de Documentación Musical de la Generalitat de Catalunya.  
Desde aquel momento Goyescas acaparó especial atención en 
los ámbitos musicales. Joaquim Malats, Alfred Cortot, Edouard Risler y otros 
artistas la mencionan en su 
correspondencia. En una carta dirigida a Joaquím Malats, Granados había 
reseñado: "Goyescas es el pago a mis esfuerzos por llegar; 
dicen que he llegado. En Goyescas he encontrado toda mi personalidad; me 
enamoré de la psicología de Goya y de su paleta, por tanto de su maja, señora; 
de su majo aristocrático, de él y de la duquesa de Alba; de sus pendencias, de 
sus amores, de sus requiebros. Aquel blanco rosa de sus mejillas, contrastando 
con las blondas y terciopelo negro con alamares… aquellos cuerpos de cintura 
cimbreante, manos de nácar y carmín posadas sobre azabaches; me han 
trastornado, Joaquín. En fin tu verás si mi música suena a color 
      de aquel". 
Ernest Schelling ya hacía tiempo que le había sugerido la puesta en escena de la
obra. Al fin y al cabo hizo que finalmente Granados madurara la idea, y 
se decidiera a hacerlo, poniéndose a orquestar de 
inmediato.  
Paralelamente, se encargó el libreto 
a Fernando Periquet, antiguo colaborador con el texto de las canciones de 
Tonadillas. Sabemos que la obra fue orquestada entre 
Barcelona y Vilassar de Mar, en una casa que había alquilado. A finales del 1913 
quedó la obra lista. Hechos los pertinentes trámites, la
obra debía estrenarse en la Ópera de París en los 
primeros meses de 1915, tal y como confirmaba entusiasmado su director M. 
Jacques Roucher en una misiva de fecha 22 de junio de 1914. Aquel estreno debía 
ser la consagración mundial del artista. Todo iba sobre ruedas.  
      
      
      
      El estreno de Goyescas, la Gran guerra y sus consecuencias: 
      
      Pero estalló la guerra europea 
      en el mismo año y aquello cambiaba los planes trazados para el estreno de 
      Goyescas, que ya no podía ser en París tal y como estaba programado. 
      Entonces Schelling se movió rápidamente y buscando el momento oportuno y 
      las personas adecuadas, siendo él parte interesada, y siempre solícito con 
      su amigo, consiguió que el Metropolitan Opera House de Nueva York, la 
      incluyera en su programa para la temporada 1915-1916. Además coincidiría 
      allá con Pau Casals, a quien se le pidió que hiciera los primeros ensayos 
      con la orquesta.  
      Vivió con nerviosismo el cambio de planes, pues efectivamente no era el 
      momento más apropiado para hacerse a la mar. "En este viaje dejaré la 
      piel", había exclamado en broma en algún momento. Finalmente Granados 
      y Amparo zarpan del muelle de Barcelona en noviembre de 1915 en el barco 
      "Montevideo" dónde va también el guitarrista Miguel Llovet, cosa que les 
      permitirá hacer la travesía más entretenida hablando de cosas de 
      Barcelona. Hacen escala en  Cádiz y el 30 del mismo mes salen 
      definitivamente hacia alta mar.  
      Por una carta que Granados escribió a sus hijos al llegar a Nueva York, 
      sabemos que los paró un crucero de guerra francés, el "Cassard", incidente 
      que no tuvo ninguna importancia, pero que consiguió intranquilizar al 
      pasaje. Una vez pasado el momento de nerviosismo, Granados exclamó con su 
      proverbial sentido del humor: "Si nos vuelven a parar, bajo!". En a 
      la misma carta describe el viaje: "…debíamos estar 10 días y hemos 
      estado 15. Unas cuántas horas de calma y el resto un temporal que no se 
      acababa nunca. Creíamos que no os volveríamos a ver. Una tarde, vuestra 
      madre y yo, nos abrazamos y rezamos para que  Dios os guiara…". 
      Llegaron a Nueva York el 15 de diciembre. Rápidamente empieza los ensayos 
      con la orquesta, con la cual, tal y cómo estaba previsto Pau Casals ya 
      había trabajado.  
      Antes del estreno, el 23 de enero ofreció un concierto con el famoso 
      violonchelista en la sociedad "The friends of Music". Graba algunos rollos 
      de pianola para la compañía Aeolian, además de acudir a todos los lugares 
      dónde es invitado. El hecho de tener un artista europeo en aquel momento 
      en Norteamérica era un lujo y le sometían a todo tipo de halagos. Pocos 
      días antes del estreno el empresario consideró que a la obra le faltaba un 
      interludio y así se lo comentó a Granados. En una noche escribe el 
      compositor la que debía ser su última obra y una de las más conocidas, 
      pero no queda demasiado satisfecho. Se lo comenta a Casals: "He hecho 
      una cosa de mala fe, vulgar, de cara al público. Me ha salido una jota!" 
      La respuesta de Casals lo tranquiliza: "Perfecto –le dice-. No era 
      aragonés, Goya?". Joan Alavedra escribirá más adelante: "… cada vez 
      que Casals toca este interludio, con aquel suspiro de tristeza que acaba 
      la obra, parece que diga "Adiós!" a su amigo.  
      Finalmente llega el tan esperado día del estreno. Dirige la orquesta el 
      maestro Gaetano Bavagnoli, el coro Giulio Setti y el vestuario y decorados 
      están a cargo de Antonio Rovescalli. Los aplausos se prolongan aquella 
      noche, pero el día siguiente parte de la crítica se lanza sobre él, 
      acusándolo de presuntuoso y despreciando la obra, que más que una ópera, 
      dicen, resulta un poema sinfónico "con una parte de canto más o menos 
      feliz, adaptado a un libreto pobre". Otros hablando del "…nervio, de la 
      poesía, el hechizo misterioso, la riqueza y el color , el movimiento, la 
      habilidad en la composición polifónica, las estridencias…". El caso es que 
      Goyescas se representó tan sólo cinco veces. Económicamente resultó 
      catastrófico, pero esto no quitó protagonismo al personaje. Incluso fue 
      invitado por el presidente Wilson a la Casa Blanca.  
      Para atender la invitación se ve obligado a cambiar los pasajes a Europa. 
      Por la prisa de volver con los hijos, que hace tres meses que no ven, 
      toman pasajes en dos barcos: El "S.S. Rotterdam" (holandés), para ir de 
      Nueva York hasta Falmouth, y el "Sussex" (británico), de Folkestone a 
      Dieppe. El día 7 de marzo interpreta el concierto en la Casa Blanca y el 
      día siguiente hay una comida en la Embajada española. Allá el embajador 
      Juan Riaño le hace ver que es una temeridad viajar en un barco 
      beligerante. Hay intentos de cambiar los billetes, pero ya no hay tiempo y 
      así fue como poco después, el día 11 de marzo el matrimonio Granados zarpa 
      de Nueva York.  
      La despedida en el muelle fue impresionante. Fueron muchos amigos y 
      artistas, entre ellos Shelling, Kreisler y  Paderewski. Le hacen entrega de 
      una copa de plata conmemorativa del acontecimiento, en la cual están 
      grabadas las firmas de todos ellos y un pasaje de Goyescas, con cuatro mil 
      cien dólares dentro. Llegan A Falmouth el día 19, y visitan Londres. El 
      día 24 salen de Folkestone con el barco "Sussex", de la Compañía de 
      Ferrocarriles del Estado Francés a las 13,15 horas. Dos horas después el 
      barco es torpedeado por un submarino alemán.  
      A tenor de lo que se puede leer en el "Boletín de información para España 
      y América del Sur" del mes de junio de 1916, eran las 14,50 horas cuando 
      se pararon los relojes de a bordo, lo que parece indicar la hora de la 
      catástrofe. El barco fue partido por la mitad, y la proa desapareció 
      rápidamente mientras la popa quedaba a la deriva, siendo posteriormente 
      remolcada hasta Boulogne, según explicaron los supervivientes. El número 
      de muertos se estima en unos ochenta, entre ellos el matrimonio Granados, 
      los despojos de los cuales no se han encontrado nunca. En la parte 
      remolcada que no se hundió estaba la cabina del matrimonio, con todo el  
      equipaje. Todo hace pensar que, de haber estado allí en el momento del 
      impacto, las cosas hubieran sido diferentes.   
      Joan Alavedra explica que de todos los homenajes que se le hicieron, es 
      especialmente emotivo el que organizó Pau Casals en el mismo Metropolitan 
      donde Granados había saludado al público días antes. Actuaron junto con 
      él, Kreisler, Paderewsyi, Maria Barrientos, Julia Culp y el tenor 
      McCormack. Como despedida, con gran respeto y todo el mundo en pie, 
      Paderewski tocó a la memoria de Granados la Marcha fúnebre de Chopin, con 
      todas las luces del teatro apagadas y con sólo un candelabro encendido 
      cerca del piano. Granados murió pocos meses antes de cumplir 49 años. Su 
      gran amigo Albéniz pocos días antes. 
      
      Comentarios sobre la 
      vida y la obra de Granados: 
      •
       
      
      Ricard Viñes, compañero 
      de estudios y gran amigo dice: 
      "El carácter de Enric era de
      un optimismo
      y de
      una alegría tal, que 
      en seguida la 
      contagiava a 
      los que le 
      rodeaban, debido a sus 
      ocurrencias y risas".  
      
      
      
      • Dice 
      Joan Alavedra: "Yo he creido siempre que Granados fue un hombre feliz. 
      Y 
      no me refiero a 
      sus éxitos…, sinó a las emociones que le causaba 
      una receptividad excepcional, que en 
      él se 
      traducía inmediatamente en musica… le 
      fluye de manera natural… 
      con sus grandes ojos soñadores, va por 
      la calle 
      escuchando música 
      hasta el extremo que, 
      con frecuencia debe pararse y escribir compases en los 
      puños blancos de su camisa".  
      
      
      
      • 
       Dice 
      su maestro Felip Pedrell en un escrito a "La Vanguardia": "Nuestras 
      lecciones, de lecciones tenían bien poco; eran conversaciones, 
      o menos todavía, charlas entre compañeros con más humor que consejos. Yo 
      sentía que cuando hablábamos de problemas técnicos un 
      tanto complicados, se cerraba en sí mismo muy 
      concentrado; y en darme cuenta que la regla seca y fría no tenía 
      cabida en su inteligencia, decidí no hablarle nunca jamás de reglas, 
      resoluciones y jeroglificos técnicos, sino de gusto 
      delicado y cultivado, no preocupándome de nada más, sólo de dirigir tan 
      excepcional inteligencia."  
      
      
      • 
       
      Conxita Bahía decía: "Hay una manera de tocar, un estilo Granados".
       
      • El crítico parisiense G. Jean Aubry escribe al hacer la 
      crítica del concierto dado en la Sala Pleyel el día 
      5 de abril de 1911: "Granados interpreta sus obras de manera desesperante 
      para los mejores pianistas, y con una intención tal, que nadie las conoce 
      muy bien si no se las ha oido tocar a él. Estoy 
      convencido de que nos encontramos con lo mejor que 
      la música de piano ha producido en España desde la 
      muerte de Albéniz."  
      
      
      • 
       El 
      pianista Edouard Risler habla de la "…intención de cada frase, el 
      matiz de cada acento sin perder nunca la línea expresiva, el
      amplio contorno de la obra…"  
      
      
      • 
       
      Claude Debussy dijo de él: "Llevaba de una manera gentil una testa 
      genial que se no puede olvidar fácilmente".  
      
      
      • 
       El 
      músico y amigo Joaquim Nin era gran admirador de Granados: "… y me 
      sedujo su exuberante imaginación…, su desconcierto improvisado, su 
      nobleza…, sus grandes ojos siempre a punto de llorar, de risa, admirarse o 
      sorprenderse de todo…" recoge Henri Collarín en su 
      libro Albéniz y Granados.
      
       
      
      
      
      Honores
      y condecoraciones 
      que se le otorgaron: 
      
      
      • 
       La
      Cruz de la Légion d'Honneur. 
      (Francia)  
      
      
      • 
       Las 
      Palmes de la Academia. (Francia)  
      
      
      • 
       La 
      Placa de Comendador de la Orden Civil de Alfonso 
      XII. (España)  
      
      
      • 
       La 
      Cruz de Caballero de la Orden de Carlos 
      III. (España)  
      
      
      • 
       La 
      medalla de plata de las artes y de las letras de 
      The Hispanic Society of América, en Nueva York antes del
      estreno de Goyescas el 16 de enero de 1916. 
      (U.S.A.) 
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