Obra:
M�sica para orquesta:
-Scherzo
sobre un tema popular (La filadora) (La hilandera
1897)
-M�dona,
poema sinf�nico (1899)
-R�v�rie,
schumaniana para violoncelo
y orquesta (1901)
-Solidaridad
de las flores, sardana (1907)
-Hisp�nicas
II: Catalu�a, suite (1913)
-Cantos populares
espa�oles (1914)
-Hisp�nicas
I: Andalucia, suite (1924)
-Tema y variaciones para contrabajo
y orquesta (ca.1946)
M�sica
para orquesta y voz:
-La
Nit de Nadal, oratori (Nochebuena oratorio 1902)
-Poema
rom�ntich (C�ntich d'Amor i de Dolor), (Poema rom�ntico (C�ntico de Amor y
de Dolor)) para bar�tono y orquesta
Lieder y canciones:
-Dos canciones de Contraluz (1898)
-Funeral
(1898)
-L'�ngel
de la son (El �ngel del sue�o 1898)
-Melodias
(1898-1907) (Algunas
sin completar
y otras en que solo constan las indicaciones de las
partituras)
-Sis
can�ons de Violetes (Seis canciones de violetas
1901-1904)
-�ntima
(1904-1907)
-Tres
poemas para soprano
y orquesta (1904-na.1924)
-Quan
jo ja ser� mort (Cuando ya habr� muerto 1905)
-Prec
de Madonna Elisenda (Oraci�n de Madonna Elisenda
1906-1907)
-Oraci�
de merc�s (Oraci�n de gracias 1914)
-Ros
ton cabell, blau ton vestit (Rubio tu cabello, azul
tu vestido ?)
-Uns
llavis molls de la fresca rosada (Unos labios
h�medos del fresco rocio ?)
M�sica esc�nica:
Opera
-Imogina,
cuadro dram�tico (1894)
-L'Angelo,
Escena para bar�tono
y orquesta (1899)
-Hesperia
(1906)
Zarzuela
-En
todas partes cuecen habas o La romer�a del santo (1895)
-Pares
y nones (1895)
-Soledad:
Acto 1 (1895)
-Las
siete palabras (1896)
-Los
antrop�fagos (1896)
-La
Perla del Avapi�s,{sic} (?)
-Un
mill�n (?) Incompleta
Voz
y
piano:
-Canciones
catalanas (1896-1897)
-Violetas
1901-1904)
-Passioneres
(1901-1906)
-Recopilaci�n de
obras para voz
y piano (1904-1907) Muchas
sin completar.
con frecuencia
se trata de
transcripciones de
los lieder para
voz y orquesta.
Transcripciones para Banda:
-De
obras de
multitud de autores, desde Alb�niz
hasta Weber, pasando
por obras del mismo Lamote.
|

Biograf�a:
Infancia y primeros
estudios:
Nace en Barcelona el 7 de julio de 1872. Sus padres, de
ascendencia francesa, son Llu�s Lamote de Grignon i
Lebiay i Elena Bocquet.
De muy peque�o, la familia pas� a residir en Tortosa, donde pose�an
tierras, hecho por el que Joan consigui� el t�tulo
de Bachillerato en el Instituto de Tarragona en
1887. A la vez adquiri� los primeros conocimientos
musicales de la mano de Josep Abarcat, pero sintiendo una muy fuerte
inclinaci�n hacia la m�sica,
se traslad� a Barcelona y se matricul� en el
Conservatorio del Liceo, que era el
�nico que hab�a en aquellos tiempos.
All� conoci� a Antoni Nicolau, que fue su maestro de composici�n, as� como
a T. G�ell, Gabriel Balart (viol�n y B. Tintor�
(piano). Destac� en este instrumento de una manera
significativa y con el tiempo lleg� a ser nombrado sucesivamente profesor
de piano (1890) y m�s adelante profesor de solfeo superior, auxiliar de
armon�a y responsable de conjunto instrumental en el
mismo Conservatorio del Liceu.
Dinamismo de juventud y matrimonio:
Paralelamente a estos
acontecimientos, se cas� con Florentina Ribas i
Mallol el 31 de julio de 1893 que le dio un �nico hijo, Ricard, nacido el
23 de septiembre de 1899, que estaba destinado a colaborar �ntimamente con
su padre como continuador de su labor, especialmente en la direcci�n
orquestal. Es sabido que el nombre escogido lo fue debido a su admiraci�n
hacia Richard Wagner. Por estas fechas, siempre que
la actividad concert�stica se
lo permite, se dedica a la composici�n. Es la
�poca de la Gavota en re mayor, Seis canciones catalanas,
Imogina y L'Angelo, alguna de
ellas estrenadas en el Teatro L�rico.
El cambio de siglo nos presenta a un din�mico Joan con madurez para la
composici�n de obras m�s ambiciosas. Nos
encontramos con el poema sinf�nico M�dona
(estrenado en el teatro del Liceu
el 22 de marzo de 1900), el
oratorio La Nit de Nadal
(La Nochebuena 1902) y el poema l�rico Hesperia
(estrenado en el Liceo el 25 de enero de 1907 .
Tambi�n el a�o 1902 fue el
de su presentaci�n p�blica como director de
orquesta, escogido por La Asociaci�n Musical de Barcelona, (que ya le
hab�a concedido anteriormente el primer premio en el "I Certamen Musical
de Barcelona"), al frente de una orquesta no
titular en el sentido que entendemos ahora, puesto que los m�sicos eran
contratados por un n�mero determinado de conciertos, pero que en su d�a
constitu�a una tribuna art�stica ideal para poner a prueba las dotes del
joven Lamote.
Al frente de esta orquesta no solamente
alcanz� un gran prestigio que lo
llev� a ser conocido por el gran p�blico. Di�
a conocer obras de muy diferentes estilos y
compositores en primeras audiciones, se acerc�
tanto a int�rpretes nacionales como extranjeros,
creando un ambiente hasta entonces inexistente y,
en definitiva, colabor� en despertar
de manera permanente el inter�s por la m�sica.
En esta tarea fue ayudado por pianistas como Granados, Malats, Faur�,
Saint-Sa�ns, Batalla; violinistas como Heermann, Thibaud, Man�n, Massi�,
violoncelistas como Casals y muchos otros.
Repertorios variados:
Repasando
algunas de las obras interpretadas en este periodo, encontramos cantatas
de Bach, conciertos de H�ndel, Cristo en el monte
de los Olivos y la
primera audici�n de la Misa solemnis de Beethoven (interpretada
seg�n costumbre de la �poca seccionada en tres
conciertos), el oratorio
Las B�atitudes de C�sar Franck, la primera audici�n de Catal�nia
de Alb�niz, selecciones sinf�nicas
de obras de Wagner (contando
con la presencia para este acontecimiento de
Sigfried Wagner, hijo del compositor)� En este aspecto Lamote coadyuva a
la consolidaci�n del repertorio tanto cl�sico como
contempor�neo, otorgando a su acci�n un equilibrio entre arte y pedagog�a,
que fue una caracter�stica de toda su vida.
La Banda
Municipal y la Escola Municipal de M�sica de Barcelona:
El
alcalde R�us i Taulet cre� en 1886 un cuerpo fijo de plantilla para la
Banda Municipal de Barcelona, que hasta entonces funcionaba del mismo modo
que hemos explicado para las orquestas, con contratos por temporada, en un
intento de consolidar la entidad y propiciar una madurez y regularidad en
sus actuaciones.
Los 60 profesores iniciales de la plantilla fueron puestos bajo la
direcci�n de Josep Rodoreda i Santig�s. El Ayuntamiento tambi�n cre� la
Escuela Municipal de M�sica con vistas a formar buenos profesionales para
el conjunto, de tal manera que las dos instituciones estaban ligadas como
un elemento pedag�gico indispensable, pues el mismo Rodoreda era el
responsable de las dos entidades.
Todos los comienzos son dif�ciles y pese a su dedicaci�n indiscutible,
Rodoreda no consegu�a imponerse ante la indisciplina y la dejadez de
muchos m�sicos. Esto, unido a la otra responsabilidad de direcci�n de la
Escuela lo llev� a presentar su dimisi�n (1896). En un deseo t�cito de
evitar el vac�o de poder se hizo efectivo simult�neamente la dimisi�n de
Rodoreda y el nombramiento de Antoni Nicolau, hombre de gran prestigio
musical y con las dotes de firmeza y de organizaci�n necesarias para
acabar con la crisis.
Este se dedic� prioritariamente a la direcci�n de la Escuela Municipal de
M�sica y encarg� la direcci�n efectiva de la Banda a Celest� Sadurn� y
Gurgu�, hasta entonces subdirector, con el t�tulo de M�sico Mayor,
reserv�ndose Nicolau la direcci�n jur�dica de la instituci�n. Sadurn� hizo
una tarea excepcional en aquel delicado momento, que restituy� el cr�dito
art�stico y ciudadano de la Banda, hasta su muerte (1910).
Anunciada la vacante para la plaza, Joan Lamote se present� como candidato
junto con otros y no tuvo ninguna duda el jurado, que estaba formato por
el director de la Escuela Antoni Nicolau, Lluis
Millet y Eusebi Daniel, en decantarse un�nimemente hacia �l como nuevo
director, no sin crispaciones de determinados regidores y disputas entre
algunos componentes del mundo musical del momento. Pese a su val�a y al
hecho de haber sido elegido por un jurado de expertos, la oposici�n
municipal consigui� imponerse ante la l�gica art�stica y tras turbulentas
acciones, escritos, contra escritos, influencias y amenazas, el regidor
Jaussens forz� la realizaci�n de una nueva votaci�n por el candidato por
�l propuesto, Teodoro San Jos�. El hecho es que el resultado final de la
votaci�n fue de dieciocho a favor y once en contra, con lo cual el
mencionado San Jos�, se convirti� en el nuevo director de la Banda.
La Orquestra Simf�nica de Barcelona:
El acontecimiento dej� a
Lamote muy decepcionado pues en su cabeza herv�an una cantidad de
proyectos para la Banda que ahora se ve�an truncados y ,cuando menos,
habr�an de esperar como m�nimo hasta una nueva oportunidad. Pero el
abatimiento no dur� demasiado, puesto que al poco tiempo decidi� fundar
una orquesta, contando con la ayuda de La Asociaci�n Musical de Barcelona
y con la experiencia previa que hab�a logrado como director gracias a la
confianza en �l depositada por aquella entidad. La Asociaci�n reaccion�
favorablemente a su propuesta y le apoy� inmediato. Tan es as�, que la
presentaci�n oficial de la nueva Orquesta Simf�nica de Barcelona tuvo
lugar el d�a 13 de noviembre de 1910 en el Palau de la
M�sica Catalana, que hac�a poco m�s de dos a�os que se hab�a
inaugurado. El criterio para la programaci�n de los conciertos fue la
misma que instaur� en la Orquesta de la Asociaci�n, es decir la b�squeda
de un p�blico fiel, consolidaci�n de un repertorio, y voluntad educadora.
En aquellas fechas el p�blico barcelon�s era relativamente nuevo en el
repertorio sinf�nico, pese a que por Barcelona ya hab�an pasado entonces y
sobre todo en la primera d�cada del siglo XX, importantes conjuntos
musicales y artistas cualificados de fama reconocida. Nos hab�an visitado
la Orquesta Filham�nica de Berlin dirigida por Arthur Nikisch (1901) y por
Richard Strauss (1908), la Orquesta de los Conciertos Lamoreux de Par�s
por Camille Ch�villard (1902 y 1905), la Sinf�nica de Madrid por
E.Fern�ndez Arb�s (1909 y 1910), y solistas de piano como Joaquim Nin,
Raoul Pugno, Joaquim Malats, Isaac Alb�niz, Alfred Cortot, Enric Granados,
Ignaz Paderewsky; de viol�n como Mathieu Crickboom, Joan Man�n, Hugo
Heermann, Eug�ne Ysa�e, Jacques Thibaud, y el violoncelista Pau Casals,
estos dos �ltimos con mucha frecuencia.
Llev� a cabo una tarea elocuente en la presentaci�n de compositores
noveles del pa�s, que el p�blico barcelon�s desconoc�a totalmente en aquel
momento o al menos su obra no formaba parte del repertorio con la
asiduidad deseable. Esta iniciativa la denomin� "Primera Manifestaci�n
Sinf�nica de Autores Ib�ricos". Paralelamente a la tarea inacabable de
director y a los correspondientes ensayos para ir puliendo cada vez m�s su
OSB, no abandon� la vertiente de compositor, pese a que lo que lo har�a
m�s famoso era la popularidad que logr� como director toda su vida, al
frente de la orquesta.
No solamente se limit� a la ciudad de Barcelona, pues en esta primera
etapa, de 1910 a 1916, se dieron conciertos en muchas capitales y pueblos
importantes de Catalu�a, sino que tambi�n se dieron una considerable
cantidad de conciertos en Espa�a. Hasta sesenta y tres conciertos
repartidos entre localidades como Tarragona, Girona, Sabadell, Terrassa,
Reus, Manresa, Tortosa y Val�ncia, Zaragoza, Madrid, Bilbao, San
Sebasti�n, Zaragoza, Granada, etc., lo cual hizo decir a Oriol Martorell
que la OSB hab�a sido "una de las formaciones sinf�nicas catalanas m�s
viajeras".
Mayoritariamente los conciertos se dieron en el Palacio de la M�sica
Catalana, en ciclos cortos, como 6 conciertos durante la temporada de
Cuaresma y 4 conciertos en oto�o, adem�s de acontecimientos puntuales,
como el estreno de la Misa en s� menor de J. S. Bach, junto con el Orfe�
Catal� y Albert Schweitzer al �rgano y conciertos a beneficio del
Templo de la Sagrada Familia de
Gaud�, o para el monumento
a Jacinto Verdaguer.
Un hecho de gran trascendencia:
El 18 de mayo de 1914, por una resoluci�n gubernativa, fue declarada nula
la decisi�n municipal de 4 de agosto de 1910, por la cual Joan Lamote de
Grignon no hab�a podido acceder a la direcci�n de la Banda Municipal. El
alcalde Joan Pich i Pon restableci� al que cuatro a�os antes hab�a ganado
por m�ritos propios. Desde entonces la principal preocupaci�n de Lamote
volvi� a ser la Banda, en la cual tantas ilusiones hab�a depositado a�os
atr�s, pero sin descuidar el OSB, si bien ya no hubo pr�cticamente m�s
desplazamientos. El maestro prefiri� dedicar el conjunto a los conciertos
populares, b�sicamente para el p�blico de Barcelona.
No obstante, paulatinamente y como consecuencia de este hecho, la
Asociaci�n no ve�a con buenos ojos esta acumulaci�n de trabajo y la vieja
alianza con el maestro empez� a debilitarse hasta el punto que en febrero
de 1922, despu�s de haber ofrecido gratuitamente el concierto n� 200 de la
OSB en la plaza de San Jaime, la Asociaci�n suspendi� su colaboraci�n
econ�mica lo que trajo graves problemas para la supervivencia de la
entidad. Desde entonces s�lo pod�a contarse con los recursos generados por
taquilla, del todo insuficientes. Pese a esto, Lamote en medio de toda
clase de dificultades, aguant� un tiempo. Su constancia para capear los
escollos, el saber resolver con inteligencia determinadas situaciones,
reorganizaciones del ciclos, etc., hizo seguir adelante la orquesta, pero
a cambio de reducir cada vez m�s el n�mero de conciertos que se pod�an
ofrecer. Los �ltimos que ofreci� la OSB ser�an uno extraordinario de
beneficencia en el Teatro Eldorado el 13 de abril de 1924 y otro en el
Olympia el 11 de enero de 1925, dirigido este por C. Slavinski d'Agreneff.
Mucho se ha especulado si en todo el asunto tuviera que ver el hecho que
en 1920 fundara Pau Casals la Orquesta que llevaba su nombre. Ciertamente,
esta tuvo desde el primer momento una solidez econ�mica y art�stica que
otras instituciones barcelonesas de aquel tiempo no ten�an. El prestigio
que en todo el mundo hab�a logrado su fundador como virtuoso del
violonchelo, la cantidad de m�sicos que hab�a en Barcelona en aquella
�poca, insuficiente por completar las plantillas de las cinco orquestas
del momento y las mejores condiciones laborales y econ�micas, hizo que
tanto m�sicos como instituciones se decantaran hacia la nueva propuesta
del maestro del Vendrell.
Lo cierto es que las relaciones entre ellos ser�an siempre buenas y no se
resintieron a causa de estos hechos. Lamote fue llamado var�as veces a
dirigir la Orquesta Pau Casals y en una ocasi�n el mismo Casals toc� la
parte de violonchelo solista de la obra Andaluc�a en un concierto de
homenaje en junio de 1929, dirigido por el mismo autor y formado todo por
obras de Lamote.
La Banda Municipal, segunda etapa:
Desde el primer momento tuvo clara una cosa. La Banda
Municipal de Barcelona deb�a renovarse sin falta, con tal de quitarle los
vicios y la forma rutinaria que estaba arrastrando, labor que ya llevaba
in mente desde 1910 al presentar su fallida candidatura. Quiz�s las mismas
palabras del maestro extra�das de una conferencia le�da en el Instituto
Franc�s de Barcelona en mayo de 1935 nos resumen y nos aclaran la posici�n
en que se encontr� al renunciar a la OSB. "�una vez la Orquesta Simf�nica
de Barcelona reducida al silencio, me fue preciso encontrar el medio de
continuar, intensific�ndolo, el que consideraba como un deber ineluctable:
la educaci�n art�stica de nuestro pueblo. Y el fin de la Orquesta
Simf�nica ha dado nacimiento a la Orquesta de instrumentos de Viento. Si
con la primera hab�a que esperar a que el pueblo viniera a nuestros
conciertos, con la segunda, puedo traer los conciertos al pueblo".
Adem�s de las reformas internas de los diferentes bloques instrumentales
como fondo, tambi�n entr� en el terreno de la forma, como es el hecho de
que las tradicionales audiciones de la Banda los domingos por la ma�ana,
que se hac�an en el cruce de la Gran V�a de las Corts Catalanes con el
Paseo de Gracia, pasaran a lugares m�s adecuados, como por ejemplo la
Plaza del Rey o la Plaza de Sant Jaume cuando eran al aire libre, o al
Palacio de las Bellas Artes en un local cerrado. En efecto, el espacio m�s
reducido daba opci�n a oir mejor los matices de la formaci�n, que pod�an
f�cilmente pasar desapercibidos en un espacio tan abierto como era el de
la ubicaci�n anterior.
De la mano de Richard Strauss:
En
marzo de 1925 Richard Strauss se encontraba en Barcelona, para dirigir una
serie de conciertos en la Temporada de Cuaresma del
Teatro del Liceu y el d�a 15 tuvo ocasi�n de
escuchar en la Plaza del Rey la versi�n
transcrita para la Banda hecha por el maestro Llu�s Oliva, de su poema sinf�nico
Muerte y transfiguraci�n.
Sorprendido por la calidad de la versi�n, pidi� poder dirigir el
conjunto, petici�n que fue inmediatamente concedida
como un gran honor. La audici�n tuvo lugar por la
ma�ana del 19 en la Plaza de Sant Jaume, para
que pudiera caber m�s gente. El �xito fue
apote�sico. El alcalde que
entonces era el var�n de Viver llam� a Richard
Strauss a saludar desde el balc�n del Ayuntamiento
a la multitud entusiasmada. Pero esto no es todo. El compositor austriaco
manifest� el deseo de llevar la Banda
a Alemania para que sirviera
de modelo para otros conjuntos, lo que demuestra la
calidad de la labor hecha por Lamote y su Orquesta de
instrumentos de Viento. Y as� fue, pues en
agosto de 1927 en el marco de la Exposici�n Internacional de Frankfurt,
que con el t�tulo "Die Musik im Leben des V�lker" se celebr� del 20 al 28,
volvi� Strauss a dirigir la Banda en el �ltimo concierto, interpretando su
poema sinf�nico Don Juan, en la trascripci�n
de Joan Lamote. completaron la salida de la Banda las ciudades de
Wiesbaden, Bad Nabhein, Stuttgart, Ginebra y Lyon.
Una
labor que ni el estallido
de la guerra puede parar:
Ahora nos encontramos en los
a�os de mayor fecundidad del maestro, en que, lograda su val�a y admirado
en todas partes, ve poco a
poco como el resultado de su esfuerzo es reconocido
cada vez m�s por el mundo musical y por el p�blico
adicto a las audiciones, que pronto crean un
referente en la cultura popular del momento. Y cuando decimos popular no
nos referimos a las obras m�s o menos "f�ciles", que tradicionalmente se
asocian a las bandas tan numerosas en nuestra geograf�a. Con
perspicacia, muy sabiamente, fue renovando
paulatinamente el repertorio hasta que dio a
conocer un conjunto de piezas que, gracias a su
acertada trascripci�n para banda, consigui�
hacerlas populares. S�lo har�a falta buscar en las
hemerotecas y consultar los programas de mano para
confirmarlo.
Anotamos como hitos la participaci�n fundamental en la Exposici�n
Internacional de Barcelona del a�o 1929, en que
actu� en numerosos conciertos extraordinarios, tal y como reclamaba un
hecho de esta magnitud. Tambi�n destacamos el viaje
que con Robert Gerhard hicieron a Amsterdam en
1933 y a Praga en 1935, por
interesar en Barcelona la participaci�n en el XIV
Festival de la SIMC (Societ� Internationale de la Musique Contemporaine),
candidatura enfrentada a la de Berl�n. Se consigui�
el objetivo y la semana del 18 al 25 de
abril de 1936, la ciudad se convirti� en el
punto de m�ximo inter�s mundial del mundo de la
m�sica. Justo es decir que el
advenimiento tiempo atr�s de la rep�blica en
abril de 1931 otorg� al pa�s un r�gimen de libertades y de proyecci�n
mundiales desconocidos hasta entonces.
Tras las Jornadas Internacionales del mes de
abril, continu� con los conciertos populares hasta el �ltimo de la
temporada el d�a 9 de julio, pero el
estallido de la guerra interrumpi� la actividad musical
barcelonesa. La Orquesta Pau Casals qued� deshecha
y la Banda Municipal se convirti� en la �nica
instituci�n que con regularidad cumpl�a con su p�blico. Durante el
transcurso de la guerra, no dudaba en ir all� d�nde
la situaci�n social y patri�tica lo ped�a. Los conciertos menguaron los
a�os 1937 y 1938 cuando los bombardeos hac�an
matanzas de civiles inocentes y mucha gente, aquellos que ten�an un lugar
m�s seguro, se alejaba de la capital
hacia los pueblos con tal de
evitarlos.
La Orquestra
Municipal de Valencia:
Con el nuevo r�gimen - la
dictadura franquista - en el poder, llegaba la hora de las venganzas y las
represalias. Un informe fechado en junio de 1939 y sin firmar, acusaba
ignominiosamente a Joan Lamote de Grignon y a su hijo Ricard, de haber
llevado a cabo una serie de acciones infamantes, que comportaron la
apertura de un expediente de depuraci�n por colaboraci�n con el enemigo.
El redactado, en un estilo directo, vejatorio y vengativo, claramente
alejado de las f�rmulas jur�dicas, llevaba la impronta visible de una
revancha personal. Triste historia, puesto que el Ayuntamiento de
Barcelona, que habr�a podido enmendar el agravio, se limit� a corroborar
la destituci�n en el pleno del 29 de agosto. Anteriormente ya hab�a
nombrado un "director accidental" en la persona de Ramon Bonell i Chanut.
Ahora nos encontramos con un hombre de 67 a�os abatido, desorientado,
sufriendo como otros muchos conciudadanos e intelectuales el largo
calvario de la infamia. Padre e hijo que tanto hab�an luchado por el
ideario del mundo musical pasaron un largo periodo silenciados por la
locura de los tiempos que corr�an.
Pero manos amigas abrieron el camino. En Val�ncia, como en tantos otros
lugares, conoc�an sobradamente la calidad de Lamote y su Ayuntamiento
quiso fundar una orquesta, para lo que fue llamado en diciembre de 1942.
�l s�lo puso una condici�n, que su hijo fuera el subdirector. As� fue, (a
despecho de que en la lista de candidatos estaba antes Josep Manuel
Izquierdo) y al mes siguiente ya empezaron las pruebas para la admisi�n de
m�sicos.
De esta manera el p�blico valenciano pudo disfrutar de todo el bagaje de
una personalidad en el momento m�s importante de su madurez humana y
art�stica (ten�a ya 71 a�os) dirigiendo una formaci�n pensada y
estructurada personalmente como sus queridas OSB y Banda Municipal. Su
hijo Ricard dirigi� tambi�n en esta etapa gran n�mero de conciertos,
siendo ambos conocidos y admirados cuando menos por el p�blico que iba a
escuchar la Orquesta Sinf�nica de Val�ncia, puesto que exist�a una
vertiente de rencor y de envidia relacionadas con elementos sectoriales
adictos al talante pol�tico del momento. No era as� en el Ayuntamiento,
d�nde disfrutaba de un entorno favorable sobre todo en las personas del
alcalde Juan Antonio G�mez Tr�nor, conde de Tr�nor y el regidor Mart�n
Dom�nguez Barber�.
Durante estos cinco a�os de trabajo en Val�ncia, muri� el 4 de diciembre
de 1944 su esposa Florentina Ribas. Dos a�os m�s tarde volvi� a rehacer su
vida, cas�ndose con Marcela Llevar�n i Paulin, antigua colaboradora suya
en las tareas administrativas de la Banda Municipal.
Al acabarse el contrato el Ayuntamiento le ofreci� la posibilidad de
renovarlo, pero �l lo rehus�, aduciendo que necesitaba una temporada de
descanso. Ten�a entonces 75 a�os. Su hijo Ricard acept� continuar con las
tareas de subdirector, junto al maestro Hans von Benda. Se le renov�
contrato por cuatro a�os en marzo de 1948, con una cl�usula de rescisi�n o
renuncia voluntaria de cualquiera de las dos partes durante los primeros
seis meses. El hecho es que de pronto el 25 de agosto del mismo a�o el
Pleno del Ayuntamiento de Val�ncia rescindi� el contrato a Ricard Lamote,
sin consultarlo previamente a la autoridad pol�tica, ni musical, ni, desde
luego pedir la opini�n del interesado.
�ltimas actividades en el retorno a Barcelona:
La ciudad era en aquellos
momentos, humana y musicalmente, una sombra del pasado. Por todas partes
se respiraban las estrecheces y las angustias del
presente y se temia por el futuro. El temor y el
miedo de decir en voz alta lo que se pensaba en voz
queda, formaba parte de la vida ciudadana; d�nde estaba el
esplendor cultural que �l hab�a conocido? A
pesar de todo, era su ciudad y se
enfrent� a ello.
Encontr� otra vez el rescoldo necesario para seguir
y particip� en el I Cursillo de instrumentaci�n
para cobla
(peque�a orquesta de viento y percusi�n para
interpretaci�n de m�sica popular catalana), organizado por la
"Instituci�n Musical Juli Garreta". Atrevida
iniciativa para la �poca, como se desprende de la
discreci�n con que las siete lecciones
a cargo de Joaquim Serra se
llevaron a cabo (seis en el
London Club, Gran V�a 615 y una en el Fomento de
las Artes Decorativas, en la c�pula del Coliseum),
pero que representaban un sello de identidad en el
enmudecido hecho catal�n del momento. Como
conclusi�n Lamote desarroll� una disertaci�n
sobre el tema "Las posibilidades futuras de los instrumentos de plaza y de
la cobla".
Barcelona hab�a creado su "Orquesta Municipal de Barcelona", al frente de
la cual hab�a colocado a Eduard Toldr�, de
innegable val�a. Pese a que el
expediente sancionador de 1939 se hab�a
sobrese�do en febrero de 1943, era impensable que
�l pudiera volverla a dirigir en aquel momento, cuando todav�a los
rencores se hac�an evidentes y el dolor de
incontables heridas flotaban mortecinamente en la cotidianidad. Debi� ser
con otra orquesta, la Filharm�nica creada por C�sar Mendoza Lasalle, donde
volvi� a reencontrar el calor del Palau
de M�sica y a muchos del m�sicos de a�os
pasados que con �l hab�an colaborado,
y que hab�an tocado bien en la Orquesta Pau Casals
o en la OSB. Con ellos el 27 de febrero de 1949
dirigi� el que seria el �ltimo concierto, actuando
Alicia de Larrocha como solista al piano. Por imposibilidad f�sica ya no
pudo dirigir un nuevo concierto con la Novena de Beethoven que pocos d�as
despu�s estaba anunciado.
Muri� en Barcelona el 11 de marzo de 1949. El
silencio de las instituciones denot� un desagradecimiento
inapropiado hacia una persona que se
hab�a entregado en cuerpo y alma con tanta nobleza y dedicaci�n al
engrandecimiento
musical de la ciudad. Pero el pueblo de Barcelona y toda la profesi�n
musical enfervorizada s� rindi� silencioso homenaje
al viejo maestro, acompa�ando sus restos en el
�ltimo trayecto de su paso por la tierra. El mismo
a�o, seis meses m�s tarde moria Richard Strauss,
que crey� en �l. En aquel a�o la muerte hizo pasar
a la posteridad a dos grandes m�sicos.
|